Tras doce años y muchas lágrimas y
sollozos, el Real Madrid y en general, todo el madridismo, puede
decir que sí, que ya está en la ansiada final de la Champions
después de convertir el incendio alemán en auténticas cenizas.
Ramos y Cristiano con sendos dobletes fueron los bomberos
principales.
Ramos celebrando el gol |
Ni el increíble tifo preparado por los
aficionados del Bayern, ni la presencia de Guardiola en el banquillo
rival, ni que el Bayern sea la bestia negra blanca ha podido
amedrentar a los hombres de Ancelotti que han salido decididos a por
su objetivo y que en poco más de 21 minutos habían sentenciado el
partido y la eliminatoria.
El guión del partido fue distinto, en
nada se parecía a la ida del Santiago Bernabeu. El Madrid salió a
por la bestia y se la comió de cabo a rabo, presionaban más arriba
y recuperaban con más asiduidad que hace una semana. Así se llegó
al minuto 15, momento en el que Ramos cabeceó a gol un córner sacado
por Modric. El de Camas, que remató solo producto de un error en el
marcaje zonal planteado por Pep Guardiola, se resarcía del penalti
fallado hace dos años y del gol anulado hace siete. Cinco minutos
más tarde Di María sacó una falta lateral que peinó Pepe, para
que, por segunda vez en el encuentro, Sergio Ramos, y de manera más
acrobática, mandara el balón a la red.
Cristiano marcando el cuarto gol |
Ni el más optimista de los tres mil
aficionados desplazados a Munich podía preveer ese resultado en
veinte minutos. Toda una hazaña. Y ya para
desbordar el delirio blanco se encargó el de siempre, Cristiano Ronaldo, de la forma más tradicional, el contraataque, y con el mismo inicio
que en los últimos años, pérdida del rival. La perdió Ribery en el área de Casillas. Di Maria inició la jugada. Benzema se la dio a Bale, que en
carrera superó a Boateng y le entregó un caramelito a Cristiano,
para que el portugués colara el balón entre las piernas de Neuer y
se confirmara como el pichichi con más goles en una edición de la
Champions (15 goles en 10 partidos). La nota negativa llegó cuando
Xabi Alonso vio la amarilla que le hacía perderse la finalisima en
Lisboa.
La segunda parte fue insulsa, careció de emoción. Con todo
decidido el Madrid se relajó y dejó jugar algo más al Bayern, que
tuvo el gol en las botas de Robben y de Muller. Casillas había
tenido el partido más cómodo en el escenario más difícil, en las
semifinales y contra el campeón de Europa reforzado por Pep y Gotze
entre otros. Esta tranquilidad y este dominio madridista estaba
sostenido en la defensa. Robben no pudo con Coentrao, Ribery en
ningún momento desbordó a un Carvajal que llama a la Selección con
las dos manos y nadie pudo entrar por la barrera Pepe-Ramos. Sólo faltaba la
puntilla, que llegó en el minuto 90 de la mano de Ronaldo de falta
directa superando a la barrera por debajo y provocando una explosión
de jubilo en el banquillo madridista.
Ahora sí, ahora ya pueden decir que están a un peldaño de conseguir el titulo más preciado del panorama futbolístico de clubes, la Copa de Europa.
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