Mal no, horroroso el partido de ayer
del Barça en San Sebastián donde en ningún momento pudo superar a
la Real Sociedad, ultramotiva y con ganas de revancha por la
eliminación copera de hace diez días, y que terminó perdiendo por
3-1 distanciándose así, a tres puntos del Real Madrid.
Anoeta, llenó hasta la bandera, fue
una auténtica bombonera que no paró de animar para evitar la
relajación de sus jugadores e intentar poner la máxima presión
posible a los jugadores del Tata Martino, expulsado al descanso. Mejor no hablar del
planteamiento del argentino. Song ocupando el puesto de Sergio
Busquets, desplazado al interior donde se le vio perdido durante todo
el partido y ahogado por la presión de los atacantes realistas. El
camerunés actúo la mayor parte del partido como tercer central
dejando un espacio sin cubrir por delante de la defensa bien
aprovechado por Canales, Vela y Griezzman.
La colocación de Neymar como titular
también fue muy prematura. El deseo de juntar de nuevo a Neymar y
Messi superó a la cordura, que habría sido dejar al brasileño
recién salido de una lesión en el banquillo.
En el partido, la Real se comió al
Barça desde el minuto uno hasta el noventa, solo tras el gol de
Messi el partido estuvo equilibrado. El gol en propia de Song,
molestado por Elustondo hacía justicia a lo que se veía sobre el
terreno de juego. Pero hay una cosa clara cuando juegas contra
grandes equipos, enormes como el Barça. Y es que no te puedes
relejar ni un momento porque en una sensacional jugada blaugrana el
balón le puede llegar a Messi en el balcón del área, como ayer,
para que el argentino lo mande a las redes con un disparo raso y
colocado imposible para Bravo.
Lejos de encerrarse atrás, el equipo
txuri-urdi decidió ir a por el partido en la segunda parte, y
gracias al buen hacer de Griezzman en la definición del segundo gol
tras una asistencia de Vela, y a un gran pase del francés que
habilitaba a Zurutuza, ayudado por la empanada de la defensa
azulgrana, la Real se colocaba 3-1. El partido terminó así de no
ser por el palo que evitó el gol del mexicano Carlos Vela.
Con este triunfo, los vascos siguen
soñando con el puesto de Champions y dejan tocado a un Barça
previsible y pauperrimo, donde el gol de Messi fue el único destello
en un partido oscuro y lleno de trampas.
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