El aficionado azulgrana esperava que en una noche mágica de Champions volviera el mejor Messi pero pero el que parece lejos de volver es la mejor versión del Barça.
Barça y Milan debían medir sus fuerzas, pero tras ver los primeros compases del partido, parecía que ambos equipos tenían muy claro cual sería el resultado. El Barça jugaba tranquilo, sin impetud, conocedor de su superioridad frente al rival y de cual sería el resultado al final de los noventa minutos. El Milán parecía aceptar la propuesta azulgrana y daba por perdido el partido, sobretodo con Balotelli en el banquillo.
Con la paz firmada antes de la batalla, el Barcelona adelantaba filas ante la complicidad rossonera y creaba multitud de llegadas sin mucho peligro. El riesgo se acentuó en un balón colgado al área que controlaba Neymar para plantarse frente a Abiatti, acababa en penalti de Abate, por tumbar al brasileño ante las dudas de si el penalti realmente lo era. La pena máxima la transformaría Leo Messi disparando con mucha fuerza por el centro de la portería.
El Barcelona seguía la estrategia planeada, y como uno de los mejores pelotones del ejercito, seguía su desfile militar: lento, monótono, aterrador para los rivales, y así en un centro desde el lateral al corazón del área, Busquets rompía la línea defensiva rematando de cabeza para marcar el segundo gol.
Se preparaba el Camp Nou y Barça para marcharse al descanso contento con el resultado y el poco esfuerzo para conseguirlo pero Kaka, no parecía dispuesto ha que fuera así y en una buena jugada personal, conseguía que Pique rechazara el balón dentro de su propia área.
Animado por el la sopresa del gol, Allegri decidía que su mejor soldado entrara en combate. Con la entrada de Balotelli el Milan se estiraba en las líneas y se acercaba con más facilidad al área de Valdés. Lo que parecía romper el pacto de no agresión firmado antes de comenzar el partido, y ponía en alerta al equipo y la afición culé, que interrumpía su respiración cada vez que Balotelli arrancaba en dirección a la portería azulgrana.
Iniciada ahora si la guerra en el campo de batalla, y con los dos equipos peleando en el cuerpo a cuerpo, era el momento de que el especialista en estas situaciones, Cesc Fàbregas, pusiera su verticalidad al servicio azulgrana y de Leo Messi, y con una gran asistencia dejara al crack argentino frente a Abbiati para superarle de nuevo y conseguir así que el Barcelona dominara el marcador y la clasificación en su grupo, lo que le deja como primero y ya clasificado para octavos.
Vuelve así el Barçelona a disputar unos octavos de final de la Champions, vuelve una versión más efectiva de Messi, vuelve el debate en el Camp Nou y cada vez parece más difícil que vuelva el mejor Barça conocido.
El Milan pudo dar más guerra al Barça
Written By Xavier Mars on miércoles, 6 de noviembre de 2013 | 23:28
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