Llegó el día en el que los cuatro corredores punteros de esta Vuelta a España tenían puestas todas las esperanzas en recortar lo que en pasadas etapas habían perdido, y en el caso de Christopher Horner (RAD), lo que había conseguido en el Alto del Naranco, aventajando en 3 segundos al hasta entonces líder de la ronda española, Vincenzo Nibali (AST).
La 20ª jornada de la Vuelta transcurría entre Avilés y el Alto del Angliru, el puerto más temible de esta edición, situado en Asturias. Los corredores rodaban una vez más con adelanto sobre el horario previsto por la organización. Se formó una escapada de 22 corredores, representado a 18 de los 22 equipos que participan en esta ronda, faltando la presencia de conjuntos como el Garmin, en general desaparecido durante las tres semanas, y el Saxo Tinkoff.
Comenzó la ascensión al alto del Cordal de primera categoría, donde atacó Paolo Tiralongo (AST) tirando de las pocas fuerzas que había podido reservar, y haciendo una demostración de fuerza que indicaba que podía pagarlo en el Angliru, pero que es de aplaudir. Junto a él el francés de la Français des Jeux Kenny Elissonde, que pese a descolgarse al principio, acabó nuevamente a su rueda en el mismo puerto.
Mientras, en el pelotón el Katousha tiraba tras el trabajo en el llano del Euskaltel que no consiguió reducir las diferencias, sino más bien al contrario, debido a los relevos de la numerosa fuga.
En la bajada, muy técnica y peligrosa, a Ellisonde le hacía unos extraños la bicicleta que hacían temer una caída, pero por fortuna finalizaron la misma sin mayores problemas. El grupo principal había reducido notablemente las diferencias.
Tras la bajada tanto los escapados como el pelotón afrontaron la pared asturiana, el Alto del Angliru, de 12,5 kilómetros y una pendiente media del más del 10%.
Lejos de la meta, Nibali lanzó un ataque que sorprendió a todos, tras verle flojear en los últimos días, como en Peña Cabarga y en el Naranco. Tomó unos segundos de ventaja, mientras Valverde (MOV) perdía la rueda de Joaquín Rodríguez (KAT) que se marchaba con Horner en busca del italiano del Astana.
Con su estilo característico de mayor desarrollo y casi siempre poniéndose de pie, Horner cazó a Nibali. El contacto permitió a Alejandro volver a contactar, que como en otras ocasiones, fue de menos a más, usando su experiencia, conocedor de la dureza de este puerto y de que si le sacan de punto y gasta más de lo que debe, podría perder hasta el podio.
Vincenzo no se da por vencido y vuelve a probarlo una y otra vez, incluso en la Cueña Les Cabres, con un desnivel de hasta el 23%, pero el americano no pierde su rueda. Sí lo hacen tanto 'Purito' como Valverde.
Pocos minutos después, es esta vez Horner quién lanza su ataque, soltándo finalmente al italiano, sabedor en ese momento de que había perdido la Vuelta, pero habiendo hecho una apuesta muy valiente y digna de todos los elogios.
Elissonde, que ya iba sólo en cabeza tras haber demarrado tiempo atrás a Tiralongo, se retorcía sobre la bicileta en las eternas cuestas de Les Cabanes y Les Cabres.
Se avecinaba una lucha en la distancia ya que Horner tiraba dispuesto a ganar la etapa, pero la distancia era insalvable, y el francés alzaba los brazos y se llevaba las manos a la cabeza visiblemente emocionado tras lograr una gesta bajo la niebla del puerto que había copado los últimos kilómetros.
Tras Ellisonde apareció Christopher Horner, que a sus 41 años sumaba su victoria al registro de todos los vencedores de la Vuelta a España, siendo el más veterano en ganar una Gran Vuelta.
Mañana finaliza en Madrid una vuelta apasionante e increíble desde la primera jornada, que ha visto en el día de hoy una de esas etapas que a algunos de los que consideran aburrido el ciclismo les acaba enamorando, y no es para menos.
Por @NED_web
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