Viernes 17 de Mayo del 2013. Seis
de la mañana. El despertador suena como cada día, pero no es un día como el
resto. Hoy se juega la final. Hoy hay fútbol. Hoy se enfrentan los dos equipos
de la capital, los eternos rivales. Un partido. Una copa.
Voy a trabajar como cada día,
pero con los nervios en la tripa. ¿Quién va a ganar? Me preguntan. Por una vez
no sé qué contestar.
Por fin la una de la tarde. Salgo de trabajar y voy a comer con mi
amiga, mi compañera de batallas.
Atasco, lluvia, huelga de
metro…No importa. Vamos a por todas.
Llegamos a Plaza de Castilla y
nos reunimos con más aficionados. El ambiente es impresionante por las dos
aficiones. La hora del partido se acerca y los nervios aumentan
considerablemente.
Cánticos, bengalas, petardos,
todo bajo el grito de ¡Atleti!
Y llegó la hora. Entramos al
estadio. Ese estadio en el que no ganamos desde hace 14 años, pero que nos trae
suerte para las finales.
Subimos escaleras y más escaleras
hasta que llegamos a nuestro sitio. Medio Bernabéu vestido de rojo y blanco. Un
gran tifo cubre toda nuestra parte para recibir a nuestro Atleti. Y comienza el
partido.
Fue uno de esos partidos en los
que el tiempo vuela pero de repente parece que el reloj no avanza. Primera
parte y marca el Madrid. No pasa nada. Aún hay tiempo y aún tenemos voz para
seguir animando. Empatamos. Descanso y segunda parte y no hay nada decidido. Prórroga. 30 minutos de
infarto para ambas aficiones, 30 minutos que decidirán quién se lleva la copa.
Y pasó. Miranda logró encajar el
gol que nos daría la victoria. El gol. Faltaba tiempo de la primera parte de la
prórroga y aún toda la segunda parte. Las manecillas del reloj no querían
moverse, los dedos sin uñas, las gargantas rotas, los ojos llenos de lágrimas y
el corazón en el puño.
Por fin sonó el ansiado pitido
que indicaba el final del partido. Campeones.
No podría describir lo que sentí.
Lloré, reí, grité… y lloraba más. Conquistamos otra copa ¡y de qué manera! 14
años sin ganar al eterno rival…merecieron la pena.
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