Djokovic y Nadal, campeón y subcampeón en Montecarlo |
Novak Djokovic: dícese de la apisonadora made in Belgrado, el mejor tenista del momento. La maquinaria serbia de tenis, perfectamente engrasada, funcionó a las mil maravillas en Mónaco. Nada pudo hacer el 'rey de la tierra' contra el arrollador juego del balcánico. Rafael Nadal tuvo que ver cómo se le escapaba el récord de los récords: ganar nueve veces un mismo torneo de forma consecutiva. El de Montecarlo era el trofeo talismán del balear, dueño indiscutible del campeonato monegasco durante los ocho últimos años. Ha tenido que ser en 2013 y ante la actual primera raqueta del circuito, cuando Nadal claudicara. 6-2 y 7-6, un marcador acaso demasiado estándar para una final de todo menos corriente.
Se puso el serbio 5-0 en la primera manga y se olía la rosquilla humeante a punto de salir del horno. Algo debió de salir mal en la cocina balcánica, porque Rafa despertó para maquillar el resultado. La primera manga, sin embargo, estaba ya demasiado inclinada a favor de 'Nole'. No cabía el milagro.
La final monegasca se retrasó brevemente por la lluvia |
Con el primer parcial finiquitado, borrón y cuenta nueva. Pero Djokovic seguía a lo suyo, persiguiendo uno de los pocos Masters 1000 que se le resistían (junto a Cincinnati). Mientras, Rafa remando contra corriente. Parecía que el balear rebasaba el remolino que le engullía, situándose con 4-3 y servicio a su favor. Espejismo tan solo. El 'Djoker' tomó de nuevo la iniciativa y Nadal volvía a sentirse incómodo. Señal de alarma en 'can Rafa' y blindaje de emergencia. Pero ninguna estrategia parecía surtir efecto y lo que podía haber sido un 7-5, acabó por desembocar en una muerte súbita accidental, pues Nadal perdió su servicio ¡en blanco! El Tie-Break tiene poca historia que contar. La final en la Pista Central del Montecarlo Country Club vio cómo su soberano, Rafa Nadal, era destronado, ante la atenta mirada, entre otros, del Príncipe Alberto de Mónaco.
Djokovic, merecidísimo campeón, levanta con este ocho Masters 1000 diferentes (tres veces Miami y Canadá, Indian Wells y Roma por partida doble, Madrid, Shanghai, París y ahora Montecarlo. Sólo le falta Cincinnati), y priva a Nadal de otro récord: lograr levantar nueve veces el mismo trofeo de forma consecutiva. Llegados a este punto, la estadística no es un simple juego. Tan fuera de serie es el nivel de estos deportistas que ahora, lo único que falta, es arrebatarse récords unos a otros. Buena señal que Nadal siga en la lucha no sólo de la competición, sino también de los Guinness. Próxima parada: Roland Garros.
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