El Chelsea llegaba al Etihad Stadium para medirse a un Manchester City en horas bajas, que tiene perdida la liga y no opta esta temporada a ningún gran título. Mancini cuestionado en el banquillo y con un equipo que no juega absolutamente a nada. Sin embargo, los citizens tienen la suficiente pegada para ganar a cualquiera y el Chelsea fue la víctima perfecta. El partido comenzó con un City arrollador que cuando no se había cumplido el primer minuto de juego ya había probado los reflejos de Cech con un disparo de Touré desde la frontal. Poco a poco el Chelsea se fue metiendo en el partido capitaneados por Frank Lampard, que parece estar viviendo una segunda juventud. El partido se volvió loco con acciones peligrosas en las dos áreas pero tanto Hart como Cech resolvieron notablemente su trabajo. El partido llegó al descanso con un empate sin goles.
El partido volvió tras la reanudación con el mismo ritmo que en los primeros 45 minutos y cualquiera de los dos equipos pudo adelantarse en el marcador. En el minuto 52, Hart cometió penalti pero Lampard erró el lanzamiento y el marcador siguió reflejando empate. A partir de aquí, el Chelsea desapareció del partido y el City comenzó a dominar. Agüero y Silva pudieron adelantar a los locales pero tuvo que ser Touré Yayá quien abriese el marcador con una gran jugada personal. El conjunto londinense trató de sobreponerse del golpe pero Silva se encargó de matar las ilusiones blues con un pase para que Tévez pusiera el definitivo 2-0 y dejara los tres puntos en Manchester.
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