Quedan apenas unos días para que arranque por fin la Eurocopa de 2012. No en vano, el jueves, a las 18:00 horas, una de las dos selecciones anfitrionas, Polonia, abrirá la competición ante una Grecia que intentará comenzar a reverdecer viejos laureles. A buen seguro, los blanquirrojos intentarán iniciar con buen pie su participación en el torneo, un objetivo que también compartirá Ucrania, que el próximo lunes, frente a Suecia, debutará en la máxima cita continental.
Ambas buscarán llegar lo más
lejos posible ante su público, evitando que se repitan actuaciones tan
decepcionantes como las de los combinados locales de 2008, Austria y Suiza. Y
es que tanto el ‘Das Team’ como el cuadro helvético dijeron adiós en la fase de
grupos, algo inaudito en la historia del torneo. De hecho, hasta entonces sólo
existía un precedente de un equipo que jugase en casa y cayese eliminado a las
primeras de cambio. Fue Bélgica, en el 2000, aunque Holanda, que llegó hasta
las semifinales, maquilló un poco las cosas.
En aquella ocasión, la ‘oranje’ fue apeada de la lucha por el título a manos de Italia, tras un encuentro que finalizó con empate a cero y que se decidió a favor de los transalpinos en la tanda de penaltis. De este modo, los por entonces pupilos de Frank Rijkaard emularon a la mayoría de ‘Euroanfitriones’, que se despidieron de la competición en la penúltima ronda, firmando, por tanto, un papel más que aceptable.
A este respecto, cabría hacer una
puntualización: durante las cinco primeras ediciones, la fase final sólo se
limitaba a las ‘semis’ y la final, algo que facilitaba muchísimo las cosas,
puesto que jamás faltaba el conjunto local. Así, Francia fue cuarta en el
estreno del torneo, en 1960, tras perder por 2-0 ante Checoslovaquia en el duelo de
consolación. También durante aquellos primeros campeonatos de Europa, en 1972,
Bélgica llegó a ser tercera, después de vencer por 2-1 a Hungría en la lucha
por la ‘medalla de bronce’. Igualmente, en 1976, Yugoslavia se quedó fuera del
podio, puesto que Holanda se impuso a ella por 3-2 en su camino hacia él.
Pero las cosas no cambiaron demasiado para las anfitrionas de 1980 en adelante, cuando fue aumentando el número de contendientes. Precisamente en aquella edición, Italia quedó segunda de su grupo, lo que la llevó directamente a jugar por un tercer puesto que perdió en un vibrante encuentro que la midió a Checoslovaquia y se decidió, tras finalizar con empate a uno, en los penaltis.
En 1988, Alemania se quedó con
las ganas de disputar como local la final, ya que Holanda lo impidió ganándole
por 1-2 en las ‘semis’. De este modo, y toda vez que se suprimió el partido de
consolación, los germanos compartieron el ‘bronce’ con Italia. Lo mismo le
pasó, pero con la ‘oranje’, a Suecia cuatro años después, tras morder el polvo
en el penúltimo choque del torneo frente a la ‘Mannschaft’. Y, en 1996,
Inglaterra vivió una situación idéntica, esta vez con la República Checa como ‘verdugo’
y Francia como compañera en la tercera plaza.
Un poco más lejos llegó en 2004
Portugal, que firmó en casa su mejor participación de siempre en el torneo,
pero, desgraciadamente, quedándose con la miel en los labios. La culpable fue la
gran sorpresa de aquella edición, Grecia, que hizo añicos todos los pronósticos
y terminó llevándose a tierras helenas el primer título de su historia.
Pero, sin duda, puestos a soñar, tanto
Polonia como Ucrania querrán emular a tres anfitrionas que terminaron dando un
tremendo alegrón a los suyos coronándose como campeonas en casa. La primera,
España, que tocó la gloria en la edición de 1964, cuando ganó en el Santiago
Bernabéu a la URSS por 2-1. La segunda, Italia, que en 1968 hizo lo propio,
aunque sobre el césped del Olímpico de Roma, frente a Yugoslavia, a la que
derrotó por 2-0.
Finalmente, la última que logró una gesta de estas características fue Francia, en 1984, venciendo a España por 2-0 en aquella final que pasará a la historia por el celebérrimo error de Arconada. Curiosamente, las tres locales que terminaron alzando el título vistieron en el duelo decisivo de azul, ya que es el color tradicional de las elásticas de transalpinos y galos, mientras que la ‘Roja’ tuvo que jugarlo de ese modo por coincidencia de color con el uniforme de los soviéticos. Si esta norma no escrita se cumpliese, Ucrania tendría opciones de hacer lo mismo, puesto que su segunda zamarra es así.
Aunque si Polonia fuese capaz de repetir el rendimiento que ofreció en
los Mundiales de 1974 y 1982, en los que fue tercera, o en los Juegos de
Barcelona en 1992, cuando fue subcampeona, habría que tenerla también muy en cuenta. En
cualquier caso, en cuestión de unas semanas saldremos de dudas, viendo si tanto
unos como otros pueden lograr con éxito la difícil tarea de ser ‘Europrofetas’
en su tierra.
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