Sin duda alguna, la fase de
grupos de la Eurocopa de Polonia y Ucrania se ha cobrado una gran víctima:
Holanda. La vigente subcampeona del mundo partía como una de las grandes
favoritas al título, ya no sólo por su espectacular papel en Sudáfrica, sino
por contar con uno de los mejores equipos de todo el campeonato. Sin embargo,
las expectativas han quedado hechas añicos en apenas tres encuentros.
Porque la ‘Oranje’ no ha estado a
la altura. De hecho, los pupilos de Bert Van Marwijck han contado sus duelos
por derrotas, frente a Dinamarca, Alemania y Portugal, lo que les ha mandado de
vuelta a casa antes de lo esperado. O quizás no, porque el varapalo sufrido por
la otrora ‘Naranja Mecánica’ es el enésimo capítulo de una maldición que
persigue a los conjuntos europeos que se quedan a tan sólo un paso de dominar el fútbol.
Y es que prácticamente siempre
que un combinado del ‘Viejo Continente’ pierde la final del Mundial cae a las
primeras de cambio en la siguiente Eurocopa. De hecho, muy pocas han podido
escapar a esta norma no escrita. Tanto es así, que apenas existen dos casos. El
primero data de 1976 y, precisamente, con los ‘Tulipanes’ como protagonistas.
Entonces, Holanda, que venía de haber logrado su primer subcampeonato en
Alemania 74 consiguió llegar hasta las ‘semis’ de la cita continental de
Yugoslavia, donde cayó frente a Checoslovaquia. Eso sí, capitaneados por
Cruyff, lograron hacerse con la tercera plaza, al imponerse por 3-2 a los anfitriones
en el duelo de consolación.
Doce años después, en 1988, fue
Alemania la que logró hacer casi lo mismo, resarciéndose de la derrota contra
Argentina de México 86 con un ‘bronce’ compartido con Italia en la Euro de la
que fue sede. Paradójicamente, fue la ‘Oranje’ quien dejó a los germanos sin
final y, a la postre, la selección que se convirtió en campeona del torneo,
firmando de este modo el mayor éxito de su historia.
Pero más allá de estos casos, todos
son fracasos. Basta recordar que la primera edición, la de 1960, no contó
siquiera con la participación de Suecia, que en 1958 había caído en el último
duelo del Mundial en el que actuó como anfitriona. Igualmente, Checoslovaquia,
subcampeona en Chile 62, no pasó de la fase preliminar de la cita continental
de España, en 1964, al ser superada en su primer cruce por Alemania. Así mismo,
Italia, que ya se quedó con la miel en los labios en la final de México 70,
también se ausentó de la Eurocopa de 1972, en Bélgica, al caer en cuartos de
final (por entonces la fase final sólo comprendía las dos últimas rondas)
frente al combinado nacional local.
Incluso la propia Holanda sufrió
en sus carnes esta maldición en Italia 80, en la que no superó la primera fase
pese a llegar con la vitola de favorita, tras sumar su segundo subcampeonato
mundial en Argentina 78. Aunque no sería la única en vivir algo similar, porque
a Alemania le pasó exactamente lo mismo en Francia 1984, tras haber caido en la
final de España 82 ante la ‘Azurra’. Precisamente los transalpinos probaron
esta misma medicina en 1996, en Inglaterra, después de caer frente a Brasil en
la tanda de penaltis decisiva de Estados Unidos 94.
Ya en el siglo XXI, la
‘Mannschaft’ repitió experiencia en la Eurocopa de Portugal, de la que se
despidieron a las primeras de cambio cuando buscaban confirmar que, tras su
segundo puesto en Japón y Corea 02, había vuelto al primer plano del fútbol
internacional. Y, finalmente, hace cuatro años todos asistimos a cómo Francia
sufría los efectos colaterales del adiós de su mejor generación de futbolistas,
yéndose a casa en la fase de grupos de Austria y Suiza, a la que llegó después
de perder en los penaltis el Mundial de Alemania de 2006.
Ahora, Holanda, con su
sorprendente eliminación, ha escrito la última página de la historia de esta
maldición que quizás pocos conocen, pero que, visto lo visto, parece cumplirse
casi a rajatabla. Menos mal que los nuestros juegan la Euro como vigentes
campeones del mundo, porque si no puede que el sufrimiento que padecimos el
lunes ante Croacia hubiese tenido un desenlace bien distinto…
Publicar un comentario