Hay veces en las que el destino
reserva para algunos segundas oportunidades. Ocasiones en las que la historia
parece repetirse, llevándonos a experimentar un ‘deja vu’, esa sensación de que lo que está
ocurriendo en ese preciso instante ya lo hemos vivido. Algo así es lo que
pueden estar sintiendo los aficionados más antiguos del Athletic de Bilbao, que
están disfrutando ahora de una situación prácticamente idéntica a la que
saborearon, pero también sufrieron en sus carnes, hace 35 años.
Porque los vizcaínos ya lograron
una gesta similar a la de esta temporada en la 76/77, cuando la escuadra
rojiblanca se clasificó para jugar las finales de la Copa del Rey y de la UEFA.
Aquel, dirigido por Koldo Aguirre, incluía en su plantilla a nombres tan
ilustres como los de Iribar, Villar, Irureta, Dani o Rojo, pero también los de unos Goikoetxea, Alexanko y Sarabia que darían muchísimo que hablar en
los años posteriores y que entonces daban sus primeros ‘rugidos’ con los
‘Leones’.
Y lo hacían en un equipo que
aspiraba a todo. No en vano, en aquel curso los de San Mamés finalizaron la
Liga en la tercera plaza, sólo por detrás del Atlético de Madrid y el
Barcelona. En este sentido, sólo el mal arranque de competición que protagonizaron
los vizcaínos les privó de hacerlo algo mejor, aunque su buenhacer en los otros
dos torneos en los que participaron evitaron cualquier atisbo de sabor a
decepción.
Sobre todo porque el Athletic
hizo honor a su sobrenombre de ‘Rey de Copas’, deshaciéndose sin pasar
demasiados apuros de cuantos rivales se encontraba a su paso. De este modo,
dejó en la cuneta a Elche, Sevilla y Salamanca, consiguiendo plaza para una
final en la que se mediría al Betis. Mientras, en la UEFA, hizo prácticamente
lo mismo, acabando con los sueños del Újpest Dózsa húngaro, el Basilea suizo,
el ‘todopoderoso’ Milan, el Barcelona y el Molenbeek belga, ganándose así la
primera oportunidad de su historia de pelear por un título europeo.
Para ello, debería imponerse a la
Juventus de Turín, pero la suerte no estuvo del lado de los vascos. Tanto es
así que el duelo de ida, disputado en Delle Alpi el 4 de mayo, se saldó con
victoria ‘bianconera’ por 1-0, merced a un tanto de Tardelli. Pese a ello, la
escuadra bilbaína no tiró la toalla y se encomendó a San Mamés para darle la
vuelta al resultado apenas dos semanas después. Y a punto estuvieron de
hacerlo, puesto que los goles de Churruca y Carlos Ruiz neutralizaron el del
italiano Battega, poniendo en el marcador un 2-1 que no fue suficiente, ya que
la ‘Vecchia Signora’ se coronó como campeona por el valor de los goles en campo
contrario.
Con todo ello, aún quedaba la
opción de ganar la Copa, para la que partía como gran favorito. De hecho, la
hinchada rojiblanca estaba convencida de ello, hasta el punto de que goleó en
la grada a la del Betis, llenando algo más de las tres cuartas partes del
Vicente Calderón. Aunque el destino tenía preparado un desenlace bien distinto
al que se podía prever inicialmente, incluso cuando los vizcaínos se pusieron
por delante en el luminoso al cuarto de hora de juego, por medio de Carlos Ruiz.
Poco antes del descanso, López
firmó el 1-1 para los verdiblancos, resultado que se mantuvo hasta el pitido
final, forzando la prórroga. Allí, Dani dio de nuevo ventaja a los vascos,
aunque de nuevo López, cuando la grada ya saboreaba el título, logró el 2-2,
provocando que todo se decidiese en los penaltis. De este modo, se llegó a una
tanda eterna, de 20 disparos y que se saldó con un 8-7 favorable al Betis. Para
más inri, el gran protagonista fue el meta heliopolitano, José Ramón Esnaola,
criado en la cantera de la Real Sociedad y que paró el disparo decisivo a
Iribar. Y, además, el técnico heliopolitano era Rafael Iriondo, un histórico ex
jugador del cuadro de San Mamés.
Ni que decir tiene que ambos
varapalos dejaron un pésimo sabor de boca en la entidad vasca. De hecho, esta
no volvió a paladear las mieles del éxito hasta la primera mitad de la década
de los ochenta, cuando de la mano de Javier Clemente consiguió hacerse con dos
Ligas (82/83 y 83/84), una Copa (83/84) y una Supercopa (1984). Aunque después,
la gabarra protagonista de sus éxitos se quedó con las ganas de recorrer las aguas del Nervión en la final del
‘Torneo del KO’ de la 84/85, en la que los rojiblancos cayeron ante el Atlético.
Pese a ello, sí lució orgullosa con el subcampeonato liguero de la 97/98, el
mismo que llevó a los ‘Leones’ por última vez, de momento, a la Champions.
Desde entonces, el Athletic sólo
llegó a la final de Copa de la 08/09, en la que cayó frente al ‘todopoderoso’
Barcelona de Guardiola. Ahora, con el Vicente Calderón como testigo, igual que
en 1977, intentará saldar ante los culés esa deuda que la historia tiene con él
y que se extiende también a la Europa League, en la que tendrá que medirse al
Atlético de Madrid. En este sentido, su objetivo es claro: que por nada del
mundo se repita lo que ocurrió hace 35 años.
De lograrlo, los nombres de los
Llorente, Herrera, Javi Martínez, De Marcos, Iraola y compañía pasarían a
formar parte de la leyenda de la entidad rojiblanca, llevándola hasta cotas
desconocidas en sus 114 años de historia. La oportunidad, por tanto, es única y
los de Bielsa están obligados a aprovecharla. Calidad y ganas les sobran como
para lograrlo. Todo es que la suerte les acompañe y que, como ocurrió hace
tantísimo tiempo, no les vuelva a dar la espalda.
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