La Liga entra en su recta final. Y lo hace con el título decidido, puesto que tras su victoria en el clásico, el Real Madrid podría ser matemáticamente campeón este mismo domingo. Un día antes, el sábado, la máxima categoría podría despedirse de uno de sus equipos más clásicos, el Racing de Santander, a quien tan sólo un milagro podría salvar de su noveno descenso a Segunda división.
De hecho, el cuadro montañés está
prácticamente visto para sentencia, ya que ocupa la última plaza de la tabla
con 26 puntos, a once de una salvación que actualmente marca el Villarreal con
37. En este sentido, sólo el hecho de que queden en juego doce puntos y que
aventajen a los amarillos en el ‘goal average’ particular alimentan los sueños de
la hinchada de El Sardinero que, pese a ello, tiene el cuerpo hecho a un
descalabro que a estas alturas resulta tan inevitable como inminente.
Incluso, para muchos el retorno
al ‘infierno’ resultará hasta necesario, esperando que así se pueda poner fin a
los constantes cambios institucionales que en la última década han traído
hasta tierras cántabras a magnates de dudosa calaña como Piterman o el indio
Ahsan Ali Syed, cuyas presencias en el palco han dado infinitamente más
problemas que soluciones. No en vano, hace apenas unos meses, dimitió la
junta directiva en pleno, dejándolo todo en manos de los administradores
concursales y llevando al club a una situación tremendamente complicada en la
que los pésimos resultados deportivos se han encargado de hacer el resto.
Tanto es así que ninguno de los
tres entrenadores que han pasado esta temporada por el banquillo racinguista
han sido capaces de impedir la debacle. No lo hizo un Héctor Cúper que ya no es
ni mucho menos la sombra de lo que fue. Tampoco un Juanjo González que llegó
como la solución de la casa y pasó con más pena que gloria. Ni un Álvaro
Cervera que vino precedido por su polémica marcha del Recreativo, que jamás ha
sabido reconducir la marcha del equipo e, incluso, ha sufrido en sus carnes la ansiedad
que experimenta el vestuario, llegando a tener que ser ingresado por ello.
Fruto de este cóctel, los números del conjunto santanderino resultan absolutamente demoledores. Se trata la escuadra de Primera que menos partidos han ganado esta temporada, tan sólo cuatro. Para más inri, la última de ellas data de la última jornada de la primera vuelta, cuando se impuso a Osasuna por 0-2. Es más, los dos clubes que le siguen en este particular ránking, Sporting y Zaragoza, llevan el doble de triunfos que él, algo que, teniendo en cuenta que ambos completan las plazas de descenso hace caer en la cuenta de que las opciones de salvación montañesas son prácticamente inexistentes.
Y si aún quedan algunas es porque
el Racing es, con 14, quien más empates ha cosechado este curso, algo que le ha
servido para llegar con algo de vida, aunque no la suficiente, a este tramo
final del campeonato. Este detalle ha permitido que los de El Sardinero, de
momento, sean cuartos en la clasificación de los que más pierden, igualados con
16 derrotas con el Betis, por detrás de las 19 de Sporting y Zaragoza, así como
también de las 17 del Granada. Pese a ello, su hinchada ya asume el fracaso, bajando
definitivamente los brazos ante un desenlace que no tardará mucho en
producirse.
De este modo, el club cerrará la mejor etapa de su historia, en la que ha permanecido más temporadas consecutivas en la máxima categoría, diez, e, incluso, llegando a hacer sus pinitos en competiciones continentales. Primero, en el verano de 2003, disputando una Copa Intertoto en la que el Slovan Liberec eslovaco acabó con todas sus ilusiones. Después, tras finalizar en sexto en la 07/08, en la que también llegó a ser semifinalista de Copa, en la Copa de la UEFA, donde se mantuvo con opciones de pasar de ronda hasta la última jornada de la fase de grupos.
Pero, a partir de ahí, comenzó un
declive que obligó al club a mirar de mitad de la tabla hacia abajo, cada vez
con más peligro, con mayor miedo. Hasta que en este año, irremediablemente, el
cántaro ha terminado rompiéndose después de ir tanto a la fuente, pero no a la
del Cacho, sino a la de un descenso al que tan sólo le falta el trámite de
quedar consumado por las matemáticas. Cuando esto suceda, comenzará a gestarse la ‘operación retorno’
racinguista, la de la vuelta a la elite de uno de los grandes clásicos de
Primera.
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