Vidas paralelas, resultados diferentes

Dicen que cada generación termina mejorando a la anterior, que en la mayoría de los casos el alumno supera al maestro. Pero estas máximas no son del todo ciertas, porque siempre hay excepciones. La última, la hemos podido comprobar hace bien poco, en el Chelsea, donde André Villas-Boas ha demostrado que todavía le viene algo grande el cartel de heredero natural de José Mourinho.

Y eso que ambos han tenido vidas casi paralelas, llenas de puntos en común desde que apareció en sus caminos un grande del fútbol, Sir Bobby Robson. De hecho, el británico fue quien mostró los secretos de los banquillos a ‘Mou’, que colaboró con él como asistente y traductor en el Sporting de Lisboa, el Oporto y el Barcelona. Es más, cuando ‘The Special One’ echó a volar sólo, Villas-Boas ya trabajaba con los ‘Dragoes’, en sus escalafones inferiores, gracias al mismo mentor, del que había vivido puerta con puerta llegando incluso a hacerle consejos que se tradujeron en rotundos éxitos sobre el campo.

Así, aquel joven hizo carrera bien pronto en el mundillo, convirtiéndose con apenas 21 años en director técnico de las Islas Vírgenes Británicas e, incluso, su seleccionador. Casi por las mismas fechas, Mourinho se estrelló en su aventura en el Benfica, aunque pudo resarcirse pronto en el Uniao Leiria, que fue la antesala a su regreso a un Oporto al que llevó a ganarlo todo en la temporada 02/03, cuando los blanquiazules se llevaron la Supercopa de Portugal, la Liga, la Copa y la UEFA.

Justo después de aquel año triunfal, ‘Mou’ quiso emular a Robson y tiró de Villas-Boas, que se convirtió en su colaborador y alumno aventajado a partir de entonces. Primero, con los ‘Dragoes’, junto a los que estrenó su palmarés con una Liga y una Champions. Después, dando el salto al todopoderoso Chelsea de Abramovich, donde añadió a su historial dos Premier Leagues, otras tantas Copas de la Liga, una Community Shield y una FA Cup. Y la sociedad siguió celebrando éxitos después de que ‘The Special One’ protagonizase una sonora espantada de Stanford Bridge.

De este modo, ambos arribaron al Inter en la 08/09, añadiendo a su particular lista de éxitos la Supercopa italiana y el ‘Scudetto’. Fueron sus últimos títulos juntos, porque Villas-Boas decidió ese mismo verano ir por libre, intentando crecer lejos de la sombra de Mourinho. Pronto contó con su primera oportunidad, liderando a una Académica de Coimbra a la que salvó del descenso, mientras su maestro firmaba un triplete (Copa, Liga y Champions) al frente de los ‘neroazzurros’.

Con todo, junio de 2010 trajo cambios para ambos. ‘Mou’ partió rumbo al Real Madrid, mientras que su alumno aventajado vivió su particular regreso a casa, de nuevo al Oporto. Y ahí, la tendencia cambió por completo. El maestro, sufrió en sus propias carnes la tiranía del Barcelona de Guardiola y sólo pudo celebrar la Copa del Rey. Mientras, Villas-Boas repetía exactamente lo mismo que había hecho ‘The Special One’ con los ‘Dragoes’ ocho años antes, convirtiéndose ya a ojos de todo el mundo en su principal heredero.

Tanto es así que hasta siguió su mismo camino, ya que Roman Abramovich lo reclutó para irse al Chelsea. Pero allí la suerte le dio la espalda. Porque a diferencia de Mourinho, cuyos equipos se han convertido en auténticas máquinas de ganar con independencia de la liga en la que compitiesen, a él le costó un mundo adaptarse. Es más, jamás dio muestras de haberlo conseguido. No en vano, los números lo dejaban claro hace poco más de una semana, cuando los ‘Blues’ aparecían en la tabla a casi 20 puntos del liderato y estaban prácticamente eliminados de la Champions, principal objetivo del equipo desde hace años. Por ello, la derrota frente al West Bromwich de la semana pasada fue la puntilla, enviándolo al paro justo cuando su maestro acaricia con las manos su primera Liga española y continúa soñando con lograr su tercer título en la máxima competición continental.

Mientras, en Portugal, más concretamente en el Oporto, sus aficionados sueñan con el retorno de su último gran héroe, ese que ahora ve los toros desde la barrera tras comprobar cómo ha tenido que salir de su primer gran reto con las orejas gachas. Quizás porque han querido que creciese demasiado pronto. O puede que todo se deba a que sea bueno, pero no tanto como su maestro. En cualquier caso, el tiempo será el encargado de poner las cosas en su lugar, confirmando si deben regresar los paralelismos entre Mourinho y Villas-Boas; si en realidad él es o no su heredero.