La Liga encara sus últimas nueve
jornadas de Liga con los dos primeros de la tabla, Real Madrid y Barcelona,
separados entre sí por tan sólo seis puntos, una situación que ha abierto el
debate sobre si la lucha por el título está todavía abierta. No en vano, los
blancos, que caminaban imparables hacia su trigesimosegundo campeonato
doméstico, han visto como en tan sólo dos encuentros, tras empatar frente a
Málaga y Villarreal, los azulgranas les recortaban cuatro, algo que, pese a haber
enderezado el rumbo ganando a la Real Sociedad, les obliga a no relajarse si
quieren poner fin a la supremacía culé de las últimas tres temporadas.
En este sentido, los de Mourinho
tienen suficiente margen de maniobra como para no dejarse llevar por la
ansiedad. Y es que además de la renta con la que cuentan a su favor, las
estadísticas están de su parte. De hecho, ningún equipo con una ventaja similar
sobre el segundo se ha quedado sin cantar el alirón y a los de La Castellana les
bastaría con que de aquí en adelante se repitiesen los mismos resultados que
cosecharon durante la primera vuelta, en la que firmaron un pleno de triunfos.
Así, los del Bernabéu sumarían 27 puntos más, todos los que quedan en juego, lo
que les llevaría a alcanzar la friolera de 102, récord absoluto de nuestra Liga
y que, por tanto, los convertiría en campeones.
Además, si los pupilos de
Guardiola protagonizasen la misma dinámica de hace unos meses contra
los rivales a los que aún debe medirse, la ventaja merengue volvería a crecer
hasta los 13 puntos, ya que los catalanes no pudieron contar sus partidos por
victorias en ese tramo del campeonato. Tanto es así, que firmaron dos empates,
ante Athletic y Espanyol, e, incluso, una derrota, frente al Getafe, lo que les
llevó a cosechar tan sólo 20, algo que situaría su global final en 89. Por este motivo,
los del Camp Nou están obligados no sólo a mejorar sus números, sino también a
esperar que su rival empeore los suyos.
En este sentido, habrá quien dirá
que no valen las comparaciones entre lo que ocurrió a finales de 2011 y lo que
puede suceder ahora, una razón que nos debería llevar a analizar, con los datos
en la mesa, quién de los dos tiene mejor calendario de aquí al final. De este
modo, basándonos en la posición que ocupan en la tabla los adversarios de uno y
otro, podemos concluir con que el Barcelona lo tiene un pelín más fácil. La
razón es bien simple: debe jugar con menos equipos que estén luchando por
Europa que el Real Madrid.
Porque los blancos viajan esta
semana al Reyno de Navarra, donde se medirán a un Osasuna que actualmente es
sexto. Después, recibirán en casa al Valencia, que debe remontar el vuelo para
evitar que el Málaga le dé caza en la tercera plaza, y, sin solución de
continuidad, visitar el Vicente Calderón y enfrentarse a un Atlético que quiere
apurar sus opciones continentales. Semanas después, también habrán de jugar
contra el Sevilla y, en la última jornada, con un Athletic que actualmente anda
algo descolgado, pero que promete seguir dando guerra de aquí al final. Por el
contrario, también tendrán encuentros cómodos a priori como el Sporting, el
Granada o el Mallorca.
Mientras, los azulgranas sólo
tendrán que verse las caras con ‘gallitos’ como el Athletic, el Espanyol y el
Málaga, a los que recibirá en el Camp Nou, y su desplazamiento más complicado
pasa por ser el que habrá de realizar al Ciutat de Valencia, contra el Levante.
Igualmente, cuentan con la ventaja de que en su camino tendrá a adversarios como
Zaragoza, Getafe, Rayo Vallecano o Betis que invitan al optimismo. Cierto es
que luego hay que hacer buenas las previsiones, pero comparándolo con lo que le
queda por delante al líder, todo hace pensar que los culés podrían tener
opciones de recortar puntos en esta fase del campeonato.
De hacerlo, aún ganaría mucha más
trascendencia el Clásico de dentro de cinco jornadas, cuando madridistas y
barcelonistas se midan en la Ciudad Condal. Ahí, los precedentes dan alas a los
de Guardiola, puesto que sus hombres jamás han caído en Liga ante los de La
Castellana con él en el banquillo. Pero, por si fuese poco, los catalanes no pierden frente a su eterno rival en casa desde la 07/08, cuando lo hicieron por
0-1. Desde entonces, han encadenado tres triunfos, con ocho goles a favor y
ninguno en contra (2-0, 1-0 y 5-0). Si estos precedentes volviesen a cumplirse,
la remontada culé estaría al alcance de la mano.
Pero hay otro dato más que invita
a pensar que en esta Liga no está todo el pescado vendido. Data de la campaña
03/04, cuando los azulgranas consiguieron remontar el 10 puntos que ahora
en apenas siete jornadas. En aquella ocasión, los merengues, entrenados por
Carlos Queiroz, eran líderes destacados con 67 puntos, seguidos muy de cerca por el Valencia, y los por entonces
pupilos de Rijkaard parecían haber entrado definitivamente en crisis después de
empatar frente a Betis y Villarreal. Aunque, a partir de ahí, todo cambió como
de la noche al día.
Los del Camp Nou reaccionaron,
imponiéndose a Valladolid y Málaga, mientras que los blancos cayeron frente a
Osasuna y derrotaron al Atlético. Así, llegaron a verse las caras en un choque
que terminó con triunfo de los azulgranas, que después no tendrían demasiada
regularidad, puesto que ganaron al Espanyol, perdieron frente al Celta,
volvieron a vencer contra el Racing y a
hincar la rodilla ante el Zaragoza. Peor les fueron las cosas a los merengues,
que no levantaron cabeza y cayeron en sus duelos con Deportivo, Mallorca,
Murcia y Real Sociedad.
Ni que decir tiene que esta
dinámica dejó sin título al Real Madrid, aunque este no fue a parar a las manos
de su eterno rival, sino a la de un Valencia de Rafa Benítez que se mostró
mucho más regular que ambos. En cualquier caso, sirvió para marcar una
remontada culé que ahora, ocho años después, podría dar lugar a un desenlace
bien distinto. Porque la Liga podría estar más viva que nunca. Todo depende del cristal desde el que se mire y de cómo se desarrollen los acontecimientos a partir de este mismo fin de
semana.
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