¿Se imaginan que pudiesen elegir
su trabajo, cobrando una auténtica millonada y decidiendo cómo, cuándo y de qué
manera desarrollarlo? Suena utópico, ¿verdad? Sobre todo, en plena época de
crisis, en la que cualquiera se da con un canto en los dientes, simplemente,
con no estar en la cola del paro. Pero hay una casta por encima del bien y del
mal que aún puede permitirse este tipo de privilegios: los futbolistas.
Sobran los ejemplos para
confirmar esta idea. Sólo hay que repasar la larguísima lista de jugadores que
han forzado su salida de un club negándose a jugar o protagonizando importantes
actos de indisciplina. De hecho, los ha habido vistiendo elásticas de todos los
colores, aunque quizás pocos han sido tan recurrentes como el argentino Carlos
Tévez, que esta semana regresará a la normalidad tras su enésima polémica.
Y es que ‘El Apache’, pese a
contar tan sólo con 28 años recién cumplidos es todo un experto en estas lides.
No en vano, ya en su época de juvenil protagonizó una peculiar historia, en la
que tuvo que cambiar el apellido de su ficha federativa, de Martínez a Tévez,
para ser traspasado del All Boys a Boca Juniors, evitando así disputas entre
las directivas de ambos clubes. Sólo era el preludio de lo que aún estaba por
llegar.
Porque sobre el césped de La
Bombonera fue labrándose una imagen de jugador temperamental aunque no exento
de calidad. Buena prueba de ello es que los mejores clubes de Europa llamaron a
su puerta pese a que, finalmente, terminó marchándose al Corinthians. Allí, se
convirtió en el ídolo de la hinchada hasta que unas duras declaraciones suyas
criticando a la ‘torçida’ precipitaron su salida rumbo a Inglaterra.
Así, ya en el ‘Viejo Continente’,
su primer destino fue el West Ham, en el que llamó poderosamente la atención de
un Manchester United que no dudó en hacerse con sus servicios a la temporada
siguiente. Y en Old Trafford volvió a mezclar grandísimas actuaciones vestido
de corto con disputas y peleas con los dirigentes. Algunas de ellas tan sonadas
como la que tuvo con Álex Ferguson, con quien llegó a dejarse de hablar por no
exigir su renovación durante la temporada 08/09. Es más, el propio ‘Apache’ se
desvinculó de los ‘Red Devils’ poco antes de que el técnico escocés, ante la
marcha de Cristiano Ronaldo, le rogase que se quedara. Ni que decir tiene que Tévez
ni se lo replanteó.
Y, para más inri, se marchó a
casa del vecino, el City, del que se convirtió en uno de sus buques insignia.
Sobre todo tras protagonizar una nueva polémica ante el eterno rival en un
cruce de las 'semis' de la Carling Cup, cuando se encaró con los aficionados del United y su
ex compañero Neville al festejar los tantos de los ‘Sky Blues’. Sin embargo, no
pudo celebrar el pase a la gran final, puesto que los del Etihad Stadium se
quedaron en la cuneta.
Pero como no existe la felicidad
completa, ‘El Apache’ volvió a hacer de las suyas. En septiembre de 2011, en un
duelo de Champions frente al Bayern, el argentino se negó a salir a calentar a
los 65 minutos, lo que motivó que su técnico, Mancini, prometiese que no volvería
a enfundarse la elástica de los ‘Citizens’. De este modo, el club lo suspendió
durante dos semanas, aunque la polémica continuó mucho más allá, porque la
afición no se lo perdonó, llegando a quemar camisetas con su nombre.
Ante esta situación, fueron
tomando fuerza los rumores de su salida. Primero, con destino a Boca, lo que
motivó que el propio Tévez se marchase a Argentina sin permiso del City. Pero,
más allá de una nueva multa por valor de 1,2 millones de euros, el viaje no le deparó
ningún cambio al futbolista, que comenzó a escuchar ofrecimientos de equipos de
toda Europa, sin que ninguno llegase a cerrar su contratación. Todo apuntaba a
que estaría sin jugar hasta junio, cuando cambiaría de aires, aunque,
finalmente, no será así.
Porque, salvo sorpresa, Mancini volverá
a contar con él esta semana, en un duelo amistoso frente al Preston, de la
Tercera inglesa. En este sentido, parece que podría ser el inicio de la
enésima oportunidad para redimirse de la que disfrutará el internacional argentino
en su carrera y, quién sabe, si no la última en las filas del actual líder la
Premier League.
Y, tras leer todo esto, ¿se
imaginan ustedes que pudiesen hacer exactamente lo mismo y que, además,
siguieran siendo ídolos de masas? Impensable, ¿verdad? Pues he aquí un claro
ejemplo de alguien que, sin haber inventado nada que haya salvado a la
humanidad actúa según le dictan sus impulsos y con total impunidad. Quizás sea
el ejemplo más palmario de quienes pueden hacerlo, aunque, como sabrán, hay
muchísimos más.
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