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Tras una sufrida y ajustada fase de grupos, la fase eliminatoria conocida como la hora de verdad demostró todo el potencial galo en un partidazo ante Argentina que acabó 4-3 (crónica de octavos ante Argentina). Fue la graduación de Mbappé que provocó un penalti y anotó dos goles en cuatro minutos, sus cambios de ritmo marcaron la diferencia en un festival goleador del que participó Pavard con uno de los golazos del torneo. Ante Uruguay (2-0), Les Bleus demostraron tener también solidez defensiva en un intenso partido (crónica de cuartos ante Uruguay). Una jugada de balón parado de Griezmann y rematada por Varane inauguró el marcador antes del descanso, en el segundo periodo Griezmann selló la victoria con un disparo lejano y el error de Muslera. Francia consiguió su clasificación a la final en la victoria sobre Bélgica (1-0) con el solitario gol de Umtiti (crónica de semifinales ante Bélgica). Igual que en la victoria ante Uruguay, el combinado francés mostró tener también argumentos a balón parado y Umtiti remató un córner de Griezmann para vencer a sus vecinos belgas y clasificar a la final en un igualado encuentro donde la solidez defensiva volvió a ser clave.
En la final Francia se medirá a Croacia para conseguir su segundo título mundialista tras la decepción en su propia EURO donde perdieron al final de la prórroga ante Portugal quedando subcampeones. El conjunto de Deschamps es un equipo joven pero con una fuerte personalidad, con ambición y cohesión. Su potencial ofensivo es una amenaza constante: el juego de espaldas de Giroud, los cambios de ritmo de Mbappé y la inteligencia de Griezmann son sus principales armas. Pero la selección francesa no se resume a ese único argumento, durante todo el torneo ha mostrado solidez defensiva y un trabajado balón parado que fueron claves para desequilibrar los parejos duelos de cuartos y semifinales ante Uruguay y Bélgica respectivamente.
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